La tradición de comer calçots en Cataluña es una costumbre muy arraigada en la región. Los calçots son una variedad de cebolla larga y delgada, que se cultivan especialmente para ser asadas y comidas con las manos. La temporada de calçots va desde finales de diciembre hasta principios de abril.
La verdadera forma de comer calçots es asándolos a la brasa y luego sumergiéndolos en una salsa especial hecha a base de tomate, ajo y pan rallado.
Los calçots son una variedad de cebolla larga y delgada, originaria de la región de Cataluña en España. Esta delicia culinaria se cultiva especialmente para ser asada y comida con las manos. La temporada de calçots va desde finales de diciembre hasta principios de abril, durante esta temporada es cuando su sabor y su textura son óptimos.
El origen de los calçots se remonta al siglo XIX en la comarca de Valls, en Cataluña. Un agricultor llamado Xat de Benaiges, descubrió por accidente esta variedad de cebolla al dejar algunas cebollas en el campo durante el invierno. Al volver a cultivarlas al año siguiente, se dio cuenta que habían crecido mucho más de lo normal y que su sabor era mucho más suave y dulce. Con el tiempo, se comenzó a cultivar de forma específica esta variedad de cebolla y a cocinarlas de una forma particular, asándolas a la brasa y sumergiéndolas en una salsa especial hecha a base de tomate, ajo y pan rallado.
La verdadera forma de comer calçots es asándolos a la brasa y luego sumergiéndolos en una salsa especial hecha a base de tomate, ajo y pan rallado. Una vez cocidos, se sirven en grandes platos y se comen con las manos, desenrollando primero la parte superior de la cebolla para luego mojarla en la salsa. Es importante tener en cuenta que se deben comer con las manos, ya que de esta manera se consigue una mejor experiencia sensorial.
Para considerar que unos calçots están buenos, se debe tener en cuenta su sabor y su textura. Unos calçots deben tener un sabor suave y dulce, y su textura debe ser tierna y jugosa. Además, deben estar cocidos de manera adecuada, ya que si están cocidos en exceso se volverán amargos y duros.
Como podemos apreciar, comer calçots es una tradición muy arraigada en Cataluña y es una forma única de disfrutar de esta delicia. La verdadera forma de comerlos es asándolos a la brasa y sumergiéndolos en una salsa especial, y se considera que unos calçots están buenos cuando tienen un sabor suave y dulce, y una textura tierna y jugosa. Es una experiencia culinaria que se debe disfrutar con las manos y con los amigos o familiares